Sueños de una noche de Verano. Cuando Enzo Trapani al volver de Ginebra hacia Florida, abrió el libro de Freud, quedó impactado por una de las frases.
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El texto remarcaba: “[disposición y azar] determinan el destino de un ser humano; rara vez, quizás nunca, lo hace uno solo de esos poderes.
Cuenta el copiloto de la aeronave, que al bajar con su bolso y retirar el equipaje, seguía leyendo el libro.
VARIANTE DE UN REGRESO
No era para menos. Este regreso era diferente. Cuando volvió de Costa Rica, traía un crucifijo artesanal hecho con caracolas y corales por una tribu a orillas del mar.
Cuando regresó de Argentina, traía consigo un hueso de puchero argentino congelado y un collar de Colón para «Mia», su infaltable compañera.
Un decorador con su camioneta esperaba en la puerta para colocar en el garage las distintas cosas del viaje.
SUEÑOS DE UNA NOCHE DE VERANO
El sueño de una noche de verano es una comedia de William Shakespeare, escrita alrededor de 1595. Pero en esta oportunidad, la realidad se iba a sobreponer al dramaturgo anglosajón.
Todo el contexto de su vida, su entorno, iba a ser modificado. En el viaje desde Atlanta hasta Florida, recordó las enseñanzas de su profesora de sicología en la facultad. Y le vino a la memoria un texto, que estaba en casa de su hermana Liliana: decía así.
PSICOLOGIA DE MASAS
Psicología de las masas y análisis del yo, Freud explica que en el estado de enamoramiento, el enamorado, cree de manera casi que ciega y se somete al otro de la pareja, porque se fascina con él y esto lo lleva incluso a borrarse como sujeto y sacrificar su propio deseo.
QUIZAS, QUIZAS, QUIZAS
Cuando arribó el TESLA que le había enviado la firma Benuzzi y que lo llevaría hasta su casa, en el estéreo sonaba la canción «Quizás, Quizás, Quizas» . ¿Azar o casualidad?